En el bistró peruano Tanta pueden degustarse platos típicos de la cocina andina con materias primas de excelente calidad, trato exquisito y a un precio nada desorbitado. Una novedad para los sentidos y el paladar.
Al llegar la carta uno se pierde ante propuestas tan innovadoras como sugerentes. Para beber pedimos pisco sour (6€/u), un cocktail típico peruano hecho con pisco quebranta, jugo de limón, jarabe de goma, clara de huevo y unos gotas de angostura amarga. Una verdadera delicia, refrescante, cítrico en su punto justo, -nada ácido- con un toque dulzón.
Pisco sour |
Nos traen un pan especial con una salsa de ají nada picante. "Es una mala imitación del pan con tomate", bromeó el camarero. Muy esponjoso y algo dulce, casi parece un brioche.
Empezamos pidiendo dos "sanguchitos", unos pequeños bocadillos (4€/u). ¿Poco original? Lo espectacular se encuentra en los diferentes rellenos. El "chifero" relleno de cerdo con nabo criollo y el panecillo hecho al vapor. El pan tierno y la carne espectacular. Una verdadera delicia.
Sanguchito chifero |
El "chicharrón" relleno de costilla de cerdo, chips de boniato, crema de ají y salsa criolla (un toque picante). Brutal.
Sanguchito "chicharrón" |
Visitando un restaurante peruano era imprescindible probar uno de sus ceviches, aunque algunos de los que llevan corbina parecen deliciosos, nos decidimos por el Nikkei con atún y leche de tigre con tamarindo (12€ 1/2 ración, 24€ la ración). Despierta los sentidos.
Ceviche Nikkei |
Como plato fuerte, una de las propuestas para compartir que incluye buena parte de la carta, para poder probar un poco de todo. Nos decidimos por el piqueo criollo (22€): Causa, chicharrón con chip de boniato, boliyucas, papa rellena y anticucho de ternera.
Piqueo criollo |
Causas y Chicharrones |
La causa -tiene como base patata amarilla- viene acompañada de ventresca de bonito, huevo de codorniz y tomate. Exquisita. Los chicharrones -también típicos en Galicia y Andalucía- están deliciosos.
Boliyucas, papa rellena y anticucho de ternera |
Las boliyucas, pequeñas croquetas de queso (y yuca), se deshacen en la boca, y qué decir de la "papa rellena", una versión muy mejorada de la tan típica "bomba", pero sin duda, lo mejor del plato es el anticucho de corazón de ternera, en su punto, jugoso, con un sabor inmejorable.
Aunque nos gustaría seguir probando más cosas, ya sólo queda espacio para el postre. Entre las sugerencias: copa de pastel de limón, suspiro a la limeña o tarta de maracuyá. Nos decantamos quizá por la opción menos original: "tres leches de chocolate" (8€), una especie de mousse con bizcocho en su interior. Correcto.
Tres leches de chocolate |
El total de la cuenta dependerá de la cantidad de pisco sour pedidos. Después de cenar puede tomarse algo en la parte delantera del local que cuenta con espacio para pedir un cocktail, una copa de cava o un gin tonic.
El ambiente es desenfadado, sin llegar a ser incómodo por el silencio o molesto por el barullo, algo que parece insignificante pero que puede amargar una velada. Sin duda la atención es excepcional, un trato amable sin rallar en lo absurdo de abrumar al cliente pero lejos de no inicarlo en aquello que está degustando.
En resumen, si alguien tiene curiosidad por acercarse a la gastronomía de otro país a un precio razonable saldrá enamorado de este restaurante por su comida y por el trato recibido.
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